San Ceferino, sobre la ruta 6, en el partido de Luján, fue uno de los
pioneros en el turismo de estancias cerca de Buenos Aires. Empezó con
contingentes chicos y hoy es una empresa de ochenta empleados que coordinan las
actividades de los tres grandes grupos: empresas, parejas (hay incluso una
capilla para casamientos) y turismo de estancia propiamente dicho.
A
esto se le suma el spa, su público específico y las cuatro habitaciones King con
ventanales al parque recientemente inauguradas, con hidromasaje, pequeño living,
DVD, televisión y frigobar. Para octubre estarán listos cinco cuartos más. "A
fines de 1987 empecé a cocinar y recibir en el casco -cuenta Hebe Knobel de
Eleta-. En 1997 inauguramos el resto de las construcciones, con habitaciones que
se sumaron a los chalets hasta completar las 30 unidades. En 1999, terminamos el
último edificio de once salones. En 2003 abrimos el spa de 1200 metros cuadrados
y, este año, las habitaciones King."
Salud y estética
El
spa exhibe un indudable espíritu oriental que se refleja en la arquitectura, la
decoración con objetos traídos de Oriente, los tratamientos que se brindan y
hasta el aire que se respira.
Al entrar es obligatorio descalzarse. El
interesado, siempre mayor de 15 años, puede disfrutar de la pileta climatizada a
36°C, sauna, hidromasaje, baño finlandés, sala de meditación y relax, y demás.
Los diferentes masajes se cobran aparte. Y el menú es extenso: con
piedras calientes, reiki con cristales y gemas, sonoro, tailandés, holístico a
cuatro manos para parejas o individual, armonización energética, californiano,
shiatsu, sueco, aromaterapia, reflexología, hidroterapia, belleza facial y
corporal ( distintas máscaras, fangoterapia, algas), salón de belleza y clases
especiales: yoga, clase de movimiento y relax con instrumentos milenarios,
talleres de armonización e integración grupal en la tierra o en el agua,
meditación con instrumentos y Temazcal.
Este último es un tratamiento de
origen prehispánico, de la zona de México, para el que hace falta reunir un
mínimo de diez personas. En el centro de una especie de iglú de adobe se colocan
piedras volcánicas al rojo vivo y sobre éstas se vierte té de hierbas
medicinales, creando unas intensas nubes de vapor.
"Es una casa de
sudación, donde se va tirando agua con hierbas sobre las piedras en cuatro
entradas que simbolizan cuatro puertas. La ceremonia se sostiene por medio del
canto y la meditación, hasta alcanzar aproximadamente los 80ºC. Hay gente que se
vuelve bastante fanática y otra que no lo tolera", admite Hebe Eleta. Los
pueblos originarios de América creen que a través del sudor se eliminan toxinas
del cuerpo purificando la piel, y también el alma. Se produce, según los
responsables del spa, "una profunda limpieza del sistema linfático, los
pulmones, los bronquios, descenso del tono muscular y la tensión psíquica",
entre otros efectos positivos. El tratamiento dura unas tres horas.
Ahora sí, el asado
Además del spa, el establecimiento
cuenta con un parque que se puede recorrer a pie hasta llegar a la laguna de
patos y gansos, atravesada por un puente que alcanza una pequeña isla. En total,
son 130 hectáreas, de las cuales 20 están parquizadas con pastura simple,
rosales, jazmines y bellísimos robles, sauces, olmos, álamos y ceibos.
Hay cancha de fútbol, piscina para grandes y chicos, voley, salones de
juegos, driving de golf, caballos, una colección de carruajes y el tambo, que
también puede visitarse, donde se generan todos los lácteos del establecimiento.
La carne vacuna de los asados es uno de los pocos insumos que no es de
San Ceferino; sí, en cambio, los cerdos y los corderos. La panificación también
es absolutamente casera: medialunas para la mañana, tortas para la tarde,
chipás, tortas fritas, scones.
Si hay algo que se hace en San Ceferino
es comer; salvo, claro, si se elige la opción de comida spa, que también es muy
sabrosa.
Tanto los salones comunes como aquellos para eventos cuentan
con objetos traídos por los dueños de sus viajes por el mundo. Así, por ejemplo,
es posible admirar la mesa y las puertas de la India, la talla de una ventana de
Nepal, los budas, las lámparas de Marruecos del spa, entre otros detalles.
En rigor, la actividad comienza a las 7 de la mañana con el ordeño de
las vacas. Ramón González muestra las tinas donde se calientan los 600 litros de
leche que darán como resultado 50 kilos de queso, aproximadamente. Se hace
ricotta, queso tipo gouda, parmesano, mozzarella, dulce de leche, crema y
manteca. "Desde los 90 -concluye la dueña-, la lógica de los resorts de campo ha
cambiado mucho. No queríamos televisores en los cuartos y los tuvimos que poner.
Antes todo era muy sencillo, muy campestre; ahora hicimos los cuartos King. La
hotelería mundial avanza en confort, sin perder el estilo, y uno no se puede
quedar atrás".
Silvina Beccar Varela
Datos útiles
San Ceferino: ruta 6, km
34,5, Open Door, partido de Luján. 4792-5092/4733-4143, e-mail: info@sanceferino.unlugar.com
Día
de campo con desayuno, almuerzo y merienda: $ 100 por persona; $ 130 con spa.
Cómo llegar
Desde Buenos Aires, en auto, tomar la
Autopista Panamericana ramal Pilar, que luego deviene la ruta N° 8. En el cruce
con la ruta P6, doblar a la izquierda y hacer 3 km hasta el km 34,500.
Los paseos en
carruaje son apenas una actividad más dentro de un ecléctico menú Foto:
Silvana Colombo
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